Hace 10 años, en 2012, la afición de Pachuca, México, Colombia y otras partes del mundo se conmocionó con la noticia de la muerte del arquero colombiano Miguel Calero a causa de una embolia cerebral. Así inició la leyenda inmortal del Cóndor.
Miles de fanáticos se reunieron la noche del 4 de diciembre en el auditorio Gota de Plata para dar el último adiós a su ídolo, ese que jugó 395 partidos con los Tuzos durante once años y que apenas tenía un año de que se había retirado de las canchas, y también un día después en el estadio Hidalgo, donde con una misa, cánticos y una vuelta olímpica en los hombros de sus ex compañeros le dieron el último adiós.
Los 10 títulos conseguidos con la playera blanquiazul resumen la carrera del Cóndor, que desde su llegada a la Bella Airosa en el 2000 conquistó el corazón de los seguidores hidalguenses con su gran capacidad bajo los tres postes de la portería y ese estilo que hizo que en Colombia lo apodaran el Show.
Después su gorra y más tarde su paliacate se convirtieron en un emblema que quedará para siempre en la historia del futbol mexicano, ya que muchos lo consideran entre los mejores arqueros extranjeros que han jugado en este país.
Inolvidables serán las tardes en el estadio Hidalgo cuando hizo vibrar más a los seguidores, primero en el 2002 marcando un gol de cabeza con gorra incluida ante Jaguares de Chiapas para darle el empate de último minuto a los Tuzos, y después en 2006, cuando en la semifinal ante Chivas en el torneo Clausura y también en la última jugada fue a rematar y empujó a Aquivaldo Mosquera para que metiera el gol que clasificaba a los Hidalguenses a la final, en un gol que todos adjudicaron al guardameta.
Así fue la carrera de Calero: emocionante, triunfadora, con una gran dedicación, un liderazgo ejemplar y siempre con esa calidad que lo convirtieron en leyenda.
Alfonso Rivera
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